miércoles, 11 de enero de 2017

CEREMONIA DEL TÉ

Volvemos a Japón, dónde uno de los rituales más importantes es la ceremonia del té.
La ceremonia del té, también conocida como el “camino del té”, es la preparación y el ofrecimiento ritualizados de té verde en polvo en presencia de invitados.

 Una ceremonia del té formal y completa incluye una comida (chakaiseki) y dos clases de té (koicha y usucha), y dura aproximadamente cuatro horas, durante las cuales, el anfitrión dedica todo su ser a crear un ambiente en el que sus invitados disfruten estética, intelectual y físicamente, rodeados al mismo tiempo de una gran serenidad.
 Con el fin de lograr esto, el anfitrión puede pasar décadas para llegar a dominar no sólo los procedimientos acompasados necesarios para servir el té a sus invitados, sino también aprendiendo a apreciar el arte, la artesanía, la poesía y la caligrafía.

Aunque todos los esfuerzos del anfitrión van dirigidos hacia el disfrute de los participantes, esto no quiere decir que el “camino del té” sea un pasatiempo complaciente para los invitados. La ceremonia sirve también para dar una lección de humildad a los participantes al concentrar la atención en la profunda belleza de los aspectos más sencillos de la naturaleza,como la luz, el sonido del agua... y en la fuerza creadora del universo que se manifiesta a través del esfuerzo humano como, por ejemplo, en la creación de objetos hermosos.

La sala donde se lleva a cabo la ceremonia (cha-shitsu) es muy minimalista, en el suelohay una esterilla de fibras de arroz decorada con alguna caligrafía o flores.
El maestro, si es hombre, viste un kimono color liso poco llamativo o negro y calcetines blancos; y si es mujer, un kimono tradicional blanco o en color claro y calcetines blancos. 

Llevan consigo sus utensilios, que suelen ser valiosos objetos artesanales.
Los utensilios para hacer la ceremonia del té japonesa han de ser: una tetera, cuenco (cha-wan), un cucharón de bambú (cha-sen) y unas tazas.
En la sala de ceremonias hay un pequeño altar (tokonoma), donde colocan una imagen o caligrafía con la frase a partir de la cual se va a meditar ese día. Allí los invitados, no más de cinco y con abanico y servilletas, intercambian impresiones y degustan dulces japoneses.


Posteriormente vuelven al jardín y descansan en un banco hasta que son llamados por el maestro con un gong que suena unas 6 veces.
Al volver los invitados a la sala, la caligrafía ya no está y en su lugar habrá un motivo ikebana (arte floral japonés). El ayudante del maestro retira las persianas y se deja pasar la luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario