lunes, 9 de enero de 2017

LA MATRONA

Hoy nos traslados un poquito mas cerca de aquí que en los anteriores post, hoy vamos a Calahorra (como no) y quiero contaros una de las leyendas más famosas de la ciudad, la de la Matrona.

Primero os pongo en contexto:
En el 74 a.C., Pompeyo y sus fuerzas se unieron a las restantes de Metelo ante las puertas de Calagurris, y juntos comenzaron el asedio. Calagurris era uno de los puntos estratégicos clave para Sertorio y por suerte para los leales aliados, éste llegó rápido y rompió el sitio, causando numerosas bajas a los ejércitos del senado y haciéndoles retroceder.

                                                           (Sertorio)

A pesar de esta victoria, el asedio trajo consecuencias graves para Calagurris, ya que los ejércitos aliados arrasaron sus fértiles campos y alrededores. Tras este triunfo, las tornas empezaron a cambiar y Sertorio fue poco a poco perdiendo terreno. En el año 72 a.C, Quinto Sertorio fue asesinado, tras ser víctima de una conspiración perpetrada por sus propios colaboradores, encabezados por Marco Perpenna, cuando acudió a una supuesta celebración organizada en su honor.

El asesinato de Sertorio supuso que todas las ciudades bajo su protección, acabaron sometidas a Pompeyo, exceptuando cuatro reductos incluída Calagurris.
Primero le llegó el turno a Uxama, que fue destruida sin miramientos por Pompeyo y su ejército. Sin embargo, cuando le llegó el turno a Calagurris, se encontraron con una gran negación a la rendición por parte de los calagurritanos. Pompeyo delegó la dirección del asedio a su legado, Afranio, quien continuó con el cerco con la esperanza de que los habitantes de la ciudad acabasen rindiéndose a causa del hambre y las penalidades de las batallas.

                                                              (Pompeyo)
 

A pesar de todo, Calagurris siguió permaneciendo fiel a Sertorio. Quizá no se habían enterado de su asesinato, o precisamente a causa de esto y las consecuencias que sufrieron las otras ciudades aliadas por parte de Pompeyo, Calagurris aguantó más allá de los límites humanos.  

Según cuenta la leyenda, La Matrona fue la última mujer con vida en el asentamiento. Con la ciudad bajo mínimos, su misión consistía en acudir hogar por hogar a casa de todos los caídos y encender los hogares, con el objetivo de minar la moral de los asediadores, incitándoles a creer que había muchos más defensores vivos de los que ellos creían.
Los defensores, para poder seguir en la lucha y defensa de su ciudad, recurrieron al canibalismo, sacrificando a los más débiles para alimentar a los que podían luchar. Se dice que hasta llegaron a salar los cadáveres para poder conservarlos más tiempo y seguir alimentándose de ellos.


Sin embargo, el final era inevitable. Si algo tenían los romanos era paciencia y recursos. Al final, tras un largo asedio que acabó con casi la totalidad de la población, Calagurris sucumbió. Los romanos pasaron a cuchillo o vendieron como esclavos a los pocos supervivientes y destruyeron la ciudad, quemándola posteriormente.
 Varios historiadores posteriores relataron parte de la historia.

La macabra obstinación de los numantinos fue superada en un caso semejante por la execrable impiedad de los habitantes de Calagurris. Los cuales, para ser por más tiempo fieles a las cenizas del fallecido Sertorio, frustrando el asedio de Cneo Pompeyo, en vista de que no quedaba ya ningún animal en la ciudad, convirtieron en nefanda comida a sus mujeres e hijos; y para que su juventud en armas pudiese alimentarse por más tiempo de sus propias vísceras, no dudaron en poner en sal los infelices restos de los cadáveres“
Valerio Máximo

“…Después de haber consumido toda clase de hierbas y la totalidad de animales, cuando obligaba la locura del estómago vacío, cuando los propios enemigos se apiadaban de su palidez, de su estado demacrado y de sus miembros chupados, desgarraban de hambre los miembros de otros, dispuestos a comerse también los suyos propios. ¿Qué mortal o quién entre los dioses rehusaría conceder el perdón a unas ciudades que han sufrido cosas abominables?”
Juvenal



Como podemos ver, en la mano derecha lleva un puñal, que simboliza las bajas que hubo en aquella época y en la mano izquierda lleva un brazo humano, símbolo del hambre que pasaron en aquella época.


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